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martes, 14 de junio de 2011

Langosta a la Moon Light

Los pasajeros que tengan visas diplomáticas u oficiales por favor hacer la fila a este lado; los turistas a la mano derecha y los nacionales al centro. Eran las ordenes impartidas por los agentes de inmigración vestidos de guayabera blanca y  pantalones de unas telas que  se veía no era de muy buena calidad, en el  viejo Aeropuerto José Martí de la Habana, a donde acabábamos de llegar en un vuelo sin escalas desde Bogota.
Sus edificios aun mostraban el viejo esplendor de los años cuarenta y cincuenta en que el mundo entero y en especial los Americanos se volcaban  en hordas  a disfrutar de sus soleadas playas, de los  innumerables casinos   y cabarets y del amor generoso que sus bellas mujeres saben brindar.

Obedientes cumplimos las ordenes, y en corto tiempo las autoridades de inmigración autorizaron nuestro paso a la sala en donde los agentes aduánales revisaron las maletas e hicieron las preguntas de rigor sobre los regalos que llevábamos para nuestros amigos de la isla.

Las instalaciones del aeropuerto son  viejas y poco funcionales para atender el gran  flujo de turistas, que día a día arriban, en su  gran mayoría   europeos,  canadienses y Latino Americanos.

A pesar de ello el examen de nuestro equipaje se hizo en forma expedita.

Actualmente se esta terminando el nuevo aeropuerto cuyas instalaciones prometen competir  con las mas modernas en América Latina.

Al cumplir todas las exigencias ordenadas para el ingreso al país, salimos a las afueras en donde nos estaba esperando uno de los amigos que había conocido en alguno de los diferentes viajes  realizados a la Isla. Y que desde ese momento se convertiría en nuestro guía.

Después del saludo de rigor y de la presentación de las personas que lo acompañaban nos sugirió continuáramos  el viaje al interior, a la ciudad de Santa Clara  a donde calculaba llegaríamos a las cinco de la mañana como efectivamente sucedió, escala obligatoria para llegar al Puerto de Nuevitas en donde permaneceríamos algunos días. Por ser un viaje nocturno fue muy poco lo que pudimos apreciar del paisaje Isleño.

Impresionaba ver la soledad de las carreteras en las que la falta de automotores era ostensible. Muy de vez en cuando aparecía un viejo camión o un destartalado automóvil, dejándonos la sensación de que el campo Cubano estaba deshabitado pues  en las casas de los campesinos no se veían luces y cuando se veían eran pequeñas como Luciérnagas. La comunicación durante el viaje no fue muy fluida porque a duras penas podíamos mantener los ojos abiertos debido al cansancio que nos apretaba por las largas horas de viaje.
Sin embargo se fueron sentando las bases para una aventura que seria inolvidable tanto para mi compañero, Enrique, como para mi.

Efectivamente y como se nos había dicho arribamos a las cinco de la mañana a la casa de la madre de uno de nuestros acompañantes, sin que previamente se le hubiera anunciado la visita. La señora salió adormilada y aun sin salir de la repentina sorpresa nos brindo  esa  hospitalidad que solo los Cubanos saben dar y que a veces nos hace pensar en que, al entregarse tan de corazón al forastero  rayan  en lo que los que no han  tenido la suerte de disfrutarla, llaman ingenuidad.. Esta mi casa es el albergue de Uds. y espero disfruten de la estadía. Por favor pasen a una alcoba que nos señalo, descansen y al despertar les tendré algo de comer. Desperté a mediados del día y ya Enrique como Pablo y Ariel el hijo de la dueña de la casa estaban atareados en el solar de la casa en las labores culinarias. ¿ Porque en el solar ¿ Porque en la mayoría de las casas en donde disponen de solar, la comida la guisan en un fogón de tres piedras por la encases de gas y por el racionamiento de energía a que están sometidos pues sus plantas generadoras son de petróleo o  Fuel oil, y la isla tiene que importar el combustible de la Unión Soviética o de otros países, operación que realizan  truequiandolo por  azúcar,. En relación con el gas tienen una buena producción y se autoabastecen pero el gobierno les fija una cantidad de metros cúbicos al mes lo que los obliga a cocinar con leña para no sobrepasar la cuota. La casa de construcción antigua estaba como casi la totalidad de las de la isla, en precarias condiciones, y lo que mas me   impresiono era el estado de los sanitarios. Debido a la encases de agua, las tasas se mantienen rebosadas de desechos humanos y en consecuencia el olor es impactante. Ese problema lo encontramos en prácticamente todos las casas que tuvimos la oportunidad de visitar. Y en el campo en los ranchos campesinos, muchas veces no existen ni letrinas. Hay que salir a campo traviesa con una vara para espantar las gallinas y los cerdos. No vi ni se me dijo de soluciones individuales o estatales para superar tan terrible problema. A través de lecturas he conocido que dicho problema no es reciente sino desde la época de la conquista.

A mediados del día continuamos el viaje hacia Nuevitas, en la  misma Van  que nos había recibido en el aeropuerto, la  que estaba adscrita a un Ministerio, pero que el conductor y nuestro amigo consiguieron se los prestasen para el fin de semana, para  realizar diligencias inaplazables para el buen funcionamiento del Ministerio e inclusive llevaron Valera oficial para el pago de la gasolina, que es asombrosamente cara y escasa.
En la Isla los conductores de camiones y vehículos de carga pequeños tienen privilegios que casi ningún burócrata puede disfrutar. Es sus diferentes viajes fuera de la Habana, aprovechan para conseguir productos del campo, los cuales revenden obteniendo buenas utilidades. La principal preocupación de los Cubanos sin excepción,  es la comida. Los bienes materiales prácticamente no cuentan. El conseguir una botella de aceite unas papas, huevos, arroz, un pollo, es una verdadera odisea. Al borde de las carreteras se ven campesinos ofreciendo sus escasos productos los que exhiben en el suelo en forma desordenada. El mercado por supuesto no es muy intenso por la falta de poder adquisitivo. Que toda la gente se acuesta comida, es cierto pero no menos cierto es que la comida es pésima. La carne, el pan, la leche, los huevos en fin los alimentos básicos están racionados y si se tienen unos pesos de sobra se deben conseguir en la libre como ellos llaman a los mercados campesinos con autorización de vender productos cultivados en sus parcelas. Los almacenes son de una pobreza indescriptible, lo único que abunda son las vendedoras y vendedores, que no han tenido el mas mínimo entrenamiento y por supuesto la atención es pésima por la ignorancia sobre los productos que están exhibidos para la venta o por desidia pues al fin y al cabo el sueldo les llega pase lo que pase. No hay competencia y como no hay competencia no hay animo de superación en ningún campo. Alguna vez observe en la Habana un pequeño almacén donde vendían seis mujeres, dando la impresión que el almacén estaba abarrotado de compradores cuando en realidad eran vendedoras.  

La carretera de Santa Clara  a Nuevitas, es bastante buena y amplia muy bien parchada. Mientras de viaja se pueden observar los vestigios de antiguas haciendas ganaderas y algunos ganados en la mitad de la vía o pastando cerca de la carretera. Casi todos los ganados de muy baja calidad lo mismo que los pastos,. Como las haciendas se expropiaron para realizar la reforma agraria el Estado,  ni los nuevos  propietarios se ocupan  por su administración  y en las escasas partes en donde se veían cultivos daba tristeza la pobreza de su mantenimiento añadido a ello la escasez de agua. En todo el viaje no recuerdo haber pasado un rio o una quebrada de significación, y mucho menos canales de riego.

A nuevitas llegamos  pasadas las  cinco de la tarde. Es un puerto que alguna vez tuvo bastante trajin. En sus  alrededores se ven esqueletos de viejas usinas de glorioso pasado, que la revolución no pudo mantener a toda marcha por el cambio de tecnología, como consecuencia  del embargo Americano a la isla. El puerto se mueve a media maquina, especialmente en época de exportación de azúcar y de importación de cereales de La Unión Soviética.
Las construcciones como las de toda la Isla dejan ver un pasado boyante pero su estado es lastimoso. La excepción  es la casa o edificio al que se le han invertido unos pesos en su mantenimiento. Se ven muchos bloques de edificios construidos por la revolución para aliviar el déficit de vivienda. Son apartamentos de dos y tres alcobas, cocineta y una pequeña sala comedor.  La revolución los adjudica de acuerdo a las necesidades de cada familia y por supuesto a las influencias del solicitante. No tienen ascensores pero gozan de todos los servicios públicos. A la muerte del propietario lo hereda la familia, pero no pueden venderlo pues la nuda propiedad es del estado. El propietario solo tiene el usufructo. Sin embargo puede cambiarlo por otro que se acomode mas a sus necesidades.

Por invitación especial del presidente del comité central del partido comunista en Nuevitas, de nombre Víctor, fuimos invitados a recibir el año nuevo a una pequeña granja campesina no muy distante de Nuevitas. La granja le había sido adjudicada a la familia dentro de la ley de reforma agraria. Era de aproximadamente veinticinco hectáreas, con varios bohíos como llaman ellos a los ranchos campesinos. Tenían unas pocas cabezas de ganado, camuros, cerdos y muchas aves de corral, como gallinas, pavos, patos,  etc. Los potreros no habían sido trabajados y crecía únicamente el pasto natural que se da en esa clase de sabanas. Agua, como dije anteriormente escasa al máximo, pero sobraba si el espíritu revolucionario.

Fuimos atendidos en forma pantagruelica.

El guateque  se inicio temprano en la mañana 10.A.M hasta avanzada la tarde del día siguiente. Durante la fiesta se sacrifico un  cerdo de aproximadamente 90Kls para ser  asado a la púa. El método consiste en que después de vaciados los intestinos se introduce  una varilla de hierro por el ano y se lleva hasta la cabeza, fijándola con alambres. Luego se lleva a una hoguera previamente encendida y uno de los comensales le da vueltas permanentemente para que se vaya asando en forma muy lenta. La operación dura varias horas. Mientras tanto se bebe ron del que llevamos varias cajas,  y se come arroz, ensalada de lechuga y tomates, gallina,  pavos o patos de acuerdo al gusto de los invitados.  Sacrificaron también un  camuro. Se comía, se conversaba y se bebía. El pater de familia un negro llamado xxxxxxx que padecía un vitíligo que lo hacia ver como si hubiera sido hecho en tecnicolor, blanco  negro y amarillo fue el ultimo guía del Che Guevara dias antes de que la revolución triunfara.

Fue muy prolífico. En el guateque tuvimos ocasión de conocer   su innumerable prole, hijos, hijas,  yernos,  nueras y nietos y compartimos también con algunos invitados venidos de otros lugares de la Isla.

Dos dias después reiniciamos nuestro viaje hacia Maria la Baja, caserío cercano al mar  en donde nos hospedamos en una buena casa, perteneciente a un  matrimonio que parecía tener  algunos ingresos. Se nos invito a dormir en la mejor habitación dotada de cuarto de baño. Como siempre el problema del agua era se mostraba  

             

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